martes, abril 29

One second time travel machine

Tengo que esperar a que se seque el piso y cruzar el living para ir a estudiar, a resumir, como gustes. Qué se me ocurrió? Escribir, claro, además qué otra cosa iba a poder hacer desde acá. Cuando yo era más chica o era directamente un piojo, me gustaba escribir cuentos de terror, suspenso; siempre me sonó a monstruo la palabra terror. A decir verdad los cuentitos no estaban nada mal, eran bastante atrapantes, bastante halagados, y tenían un vocabulario bastante amplio para lo pendeja que era; cosa que sin dudas achiqué con el tiempo. Pero no es para hablar de vocabularios así o asá que traje esto, si no para decir caer en cuenta de o aclarar, que así como perdí palabras (o al menos me quedé con las mismas) también gané otra cosa que, a mi parecer no beneficia: el YO. No había ningún cuento narrado en primera, nada parecido a mi vida, nada de nada relacionado conmigo. Quizás con el tiempo haya perdido bastante de fábula y crecido en cuanto a realismo, quizás antes no me pasaba nada tan importante como para contarlo; en fin, no se suponía que pierda imaginación. Me resulta bastante extraño y a veces molesto el hecho constante en mi vida de narrar every little thing que me ocurra, desde la más tonta e insignificante hasta los momentos más dramáticos (en estos mi cabeza se da por feliz, también supongo que estará un tanto entretenida). Si pudiera por un día tomar nota de lo que habla mi cabeza, tendría un best seller y LONGEST libro con el cual me haría rica (aaay que bien se siente volar). Conclusión: No creo que pueda hacer eso, así que me voy a tener que conformar con intentar dejar de hablar de mí cuando escribo, porque francamente me aburre. De paso cañaso justifiqué de forma muy tonta mis terribles jaquecas.

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