lunes, agosto 25

Volví de acompañar a mamá al médico, caminando sola y un poco más rápido de lo que acostumbro. Me miré en cada vidrio fotos de un tiempo que lejos está, perdido en la consciencia del que lo recuerde, en mi realidad psíquica y única. Las veredas, testigos de mi vida mis cambios mis costumbres y mis adioses, tienen pisadas de todos mis tipos; de las apuradas, de las escapistas, de las atropelladas, de las lentas, de las lluviosas, de las enamoradas, de las mías y de las del tiempo. ¿Quién era hoy? ¿quién caminaba por ahí? si me paro y miro atrás no me reconozco, es que tan transparente soy y tan colorida era, es que tanta paz tengo y tanta adrenalina tenía... Escaparme de todo y de todos fue moneda corriente pero si de algo me escapé siempre y a algo siempre temí es a la planicie, al aburrimiento, al estancamiento y así estoy hoy, tan tranquila que me doy miedo y soy feliz con lo que soy, con las cosas que elegí dejar conmigo y las que decidí sacar de mi vida; soy lo que elijo ser y eso me llena una y mil veces... ¡pero es que a veces me siento tan vacía! el miedo al miedo mismo de no volver a sentirme viva



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Nutrirme ya no lo es todo, el resto no venía solo?

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